Aunque comenzó junto a su familiar con el sistema rústico de extracción de miel, prefiere el sistema moderno, que aprendió estudiando en Apicenter en Santiago.
Desde toda su vida, primero observando cómo hacía el trabajo su abuelo, y luego incorporando técnicas más modernas, Sergio Araya se inició en el fascinante mundo de las abejas y la cosecha de este saludable y dulce alimento como es la miel, en un sector del valle de Elqui: La Jarilla, cercano a Pisco Elqui, le gusta entregar un producto de calidad y para eso se prepara día a día.
Sergio Araya relata cómo cosechaba miel su abuelo, de forma muy artesanal por cierto, “mi abuelo Ceferino Barraza era un hombre muy querendón de las abejas, y en ese tiempo era diferente, porque este valle era puros árboles y la alfalfa crecía grande. Él tenía colmenas rústicas, que eran cajoncitos manzaneros, y le hacía una entradita, una piquera chiquitita, le ponía unos listones, una tablillitas le llamaba, y así se cosechaba la miel, se ponía un cajón vacío y a ese cajón se hacían pasar las abejas”.
Al ver esos procesos rudimentarios, Sergio Araya se dio cuenta que este debía modernizarse, “en esa fecha, agosto y septiembre hacían la limpia que le llamaban, pero era la peor cosa que podían hacer, porque justamente en ese tiempo la colmena se está desarrollando porque había empezado la primavera, entonces sacarle todos los panales y dejarla en un cajón pelado sin comida, sin nada, era una agricultura difícil” reconoce. Aunque estos clásicos modos de sacar la miel fueron un gran aprendizaje, “yo pienso en la evolución, uno va evolucionando, entonces yo me di cuenta al ver esos montones de panales, era importante cambiar, porque eran rumas de panales con crías por eclosionar, entonces justo en el momento que tenían mano de obra que estaba por nacer, ellos la eliminaban y quedaba el cajón pelado, y resulta que en edificar nuevamente un panal, las abejas, en que la reina ponga su primer huevo y en que nazca la primera abeja que son 21 días. El tema más complicado cuando están recién naciendo las abejas y hay floración, no van a recolectar nada, porque tienes que tener las abejas preparadas 41 días antes de la floración para que esas abejas sean capaces de salir al campo a recolectar y producir miel”.
El proceso de la extracción de miel no es nada sencillo, sobre todo en estos tiempos de sequía que escasean las flores, principal alimento de las abejas, lo que sí es claro es que existen métodos para mantener su alimentación como señala este apicultor elquino. “Lo encontraba simple, pero hay cosas que son complejas, por ejemplo el tema de las enfermedades, eso es delicado, el tema de la sequía es grave, pero por ejemplo que malo que alguien diga ‘se me murieron de hambre las abejas’, porque uno tiene las herramientas como para poder subsanar ese detalle, o sea si veo que mis abejas están sin miel, les doy proteína, les doy jarabe, para que ellas estén bien, y cuando uno les da eso, es increíble que la abeja se ve bonita, se ve como más brillosita, más grandecita”.
Sergio Araya decidió dedicarse a la cosecha de miel en cuanto su abuelo le dio el mandato, fue así como empezó a prepararse, a estudiar. “Cuando salí del Ejercito dije ‘qué voy a hacer’, y mi abuelito estaba en vida, yo le seguí ayudando, y me dijo “te voy a regalar las abejas niño”, y cuando me dijo que me hiciera cargo, me fui a Apicenter en Santiago a estudiar en cursos vespertinos, y me sirvió bastante, porque después llegué y cambié el sistema rústico a colmenas modernas y tuve la suerte que mi abuelo viera la centrifuga funcionando, que eso es lo que más me interesaba a mí”.
Con la miel se pueden desarrollar una infinidad de subproductos, utilizar la cera para hacer cosméticos por ejemplo. Lo ideal es mantener vivas las tradiciones sobre todo entre generaciones, Sergio se considera el padre de la apicultura en el valle de Elqui, fue uno de los modernizadores de la extracción de miel, y es una labor que le gustaría que perdurará. En el caso de la hija de Sergio, ella realiza algunos subproductos de la miel como bálsamos labiales, velas y shampoos, aunque la idea es que ella elija lo que quiere hacer en su vida, “yo siempre digo que a los hijos uno no debe obligarlos a hacer lo que no quieren hacer, y mi hija anda acompañándome, pero no estoy seguro de si ella tenga realmente interés, me gustaría, pero yo creo que ella tiene que seguir su camino, y ver lo que a ella le gusta, porque yo no quisiera sentir que ella está acá por estar conmigo, no quisiera que ella se amarrara por estar conmigo”.
A pesar de que el mundo de la apicultura es maravilloso, la sequía ha golpeado fuertemente el valle de Elqui, por eso según señala Sergio Araya lo que se necesita es agua, no solo en los canales, sino “necesitamos que se riegue el patio grande, el campo que se llena de flores”. Cuando hay temporadas lluviosas el aroma del paisaje cambia, lógicamente mejora la naturaleza, y ahí está el alimento de las abejas.
Esta nota fue realizada a través del Proyecto «Descubre la Experiencia Paihuano: Aromas y Sabores Elquinos» ejecutado por la Corporación Municipal de Turismo de Paihuano y financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo y las Artes, FONDART REGIONAL Convocatoria 2021.