En la oportunidad fallecieron 2 personas y más de 20 familias perdieron sus hogares.
Este jueves 18 de junio, a las 11:00 horas, se cumplieron 23 años de un trágico hecho ocurrido en nuestra comuna de Vicuña. En la localidad de El Almendral, pueblo ubicado inmediatamente después del Embalse Puclaro camino hacia La Serena, recibió más de 34mm durante una mañana, es más prácticamente en un par de horas.
Es importante contextualizar recordando que 1997 fue un año en que la corriente del niño afectó a nuestro país generando eventos de intensas precipitaciones en gran parte del territorio. Desborde de ríos, cortes de caminos, puentes destruidos fueron parte de los daños provocados por el agua caída. De hecho los registros pluviales que se tienen de ese periodo son 221,9mm en la comuna de La Serena; Vicuña: un total de 269,5mm caídos durante todo ese año; en tanto en El Almendral fueron 304mm; Rivadavia: 333mm; Montegrande: 331,5mm; Pisco Elqui 402,7mm; y La Ortiga 662,5mm, son algunos de los ejemplos.
Independiente de estos registros, si duda en El Almendral fue donde se vivió uno de los hechos más dramáticos que se recuerda en el Valle del Elqui. Eran alrededor de las 09:00 de la mañana del 18 de junio y una nube se posó sobre el sector descargando por un par de horas gran parte de sus precipitaciones sobre estos cerros, los que no resistieron lo anormal del fenómeno, permitiendo que rocas y lodo cedieran bajando de manera furiosa por la quebrada de la localidad, que según recuerdan sus ex habitantes, nunca había bajado con tanta fuerza.
Yordana Vigorena vivía en ese entonces en el pueblo, hoy lo hace en la Villa El Almendral, la que se construyó en la localidad de Hierro Viejo con los ex habitantes, en donde es la presidenta de la junta de vecinos. “Fue un periodo corto de lluvia intensa, granizos. Fue una experiencia mala y triste. Cuando llegamos acá a El Almendral, nos encontramos con la sorpresa que restos de mi casa estaban acá en el puente, entonces no fue tan traumático ver los restos de casa, pues la necesidad como ser humano de saber que tu familia está bien fue mayor. Entonces en ese problema que estaba “Glen” en el puente nos dijo, no ustedes no pueden entrar, es muy peligroso por el barro y las piedras (…) Yo entré, pues era mi familia, asumí todos los riesgos y entramos con mi madre y mi prima, nos demoramos como 1hora y media en llegar al “Restaurant El Pino”, a cerciorarnos que estaba mi tía, mis hermanos, mis sobrinas, todos a salvo (…) Sabes que, el ver que habías perdido todo lo material daba lo mismo, porque en ese momento, no sabíamos que Mirta y Marianela la pequeña, habían muerto por el barro. Ella salió son sus sobrinos en el puente, luego se vinieron a su casa, yo creo que Mirta por resguardar a la sobrina la refugió del lodo, todo lo que pudo”, relató, recordando que ella venía llegando de vuelta desde Vicuña.
Por su parte, Adriana Zamora, estaba en su casa y fue protagonista en el lugar, pues trató de escapar con su hijo de 5 años y tuvo que esperar en el lugar que todo pasara. “En la casa del frente, donde vivía la vecina “Charito”, la vecina “Rosa”, todo eso desaparecieron, ya no había poste, no había nada. En ese entonces yo vivía con mi marido y mi hijo pequeño de 5 años, yo lo tomé en mis brazos y lo saqué, en algún momento se me soltó, ya que estaba agarrada de un fierro y las piedras pasaban por arriba mío. Lo afirme como pude y al sacarlo del barro se le salió el buzo y todo. Ahí mi cuñada me vino a socorrer, pues yo estaba llena de lodo y tierra, quedé sin casa. Esto de tener que ver como todos los vecinos se salvaban fue terrible y todo eso fue con cosa de una hora, que llovió y granizó, fue terrible, aparte del viento y todo, de un momento a otro desapareció todo (…) Uno queda con trauma por esto, mi hijo cuando chico y llovía me pedía que le pusiera algodón a los ojos, porque le daba miedo escuchar lluvia, cada vez que llueve fuerte era traumático para él. Ese año fue grave, relámpagos, lluvias, terremoto y todo. Pero gracias a eso, después de todo logramos tener nuestras casitas y estamos todos bien ahora”.
La señora María Morán, fue la encargada de refugiar a todos en el restaurante, llegó unos minutos antes desde Vicuña y cuando iba caminando a su casa todo pasó. “Y nos vinimos en el bus y mi acompañante nos dice, ‘Tía, porque no se va para serena mejor, está muy fuerte lloviendo, yo me bajé y alcanzamos a cruzar ahí en las higueras y escuchamos un sonido tan fuerte y veníamos, más allá y estábamos muy preocupados, avanzamos por un camino e el pueblo y estaba toda la gente ahí amontonada y triste. Durante la tarde llegó carabineros a decirme que no podíamos estar ahí, que era muy peligroso. En realidad, la gente no se olvida de nosotros, todas nos reencontramos, nos conocemos y nos apoyamos. Aquí donde estamos somos las mismas, no hemos cambiado y no olvidamos lo ocurrido”.
Mismo recuerdo tiene Adelina Torres, nacida y criada en la localidad de El Arrayán y que ahora, como muchos vecinos, vive en la Villa El Almendral, luego de haber estado 3 meses en la escuela de El Molle y 3 años en la población Manuel Rodríguez. “Yo soy nacida y vivía en el pueblo, lo que recuerdo es que el 18 de junio de 1997 empezó a llover a las 10 de la mañana, una lluvia muy fuerte, pero con truenos y relámpagos, en muy pocas horas comenzó a bajar como un rio por las calles e inclusive comenzó a bajar una quebrada que no se veía hace años (…) Yo vivía de allegada en la casa de mi cuñada, ahí perdimos la casa, yo en ese rato estaba en la escuela y había una actividad. Ahí la profesora de la escuela me dijo que con esta lluvia podía pasar algo, me mando a buscar a mi gente pies nosotros vivíamos en una quebrada. Yo fui a buscarlos, alcanzamos a sacar a mis sobrinas pequeñas y nos refugiamos en la escuela. Era enorme lo que venía, yo nunca había visto bajar una quebrada tan grande, con tanto lodo y piedras (…) Corrimos a refugiarnos al colegio, la gente que estaba cerca nos dijo que saliéramos del colegio porque al parecer el lodo iba directo a la escuela. En ese momento nos fuimos a refugiar al restaurante El Pino, ahí nos quedamos”.
8 viviendas completamente destruidas, más de un centenar de personas que debieron pasar semanas en albergues, fueron algunas de las consecuencias del aluvión. pero lo más lamentable fue el fallecimiento de dos vecinas del sector una niña de tan sólo 5 años y su tía, que se encontraron de frente y fueron rodeadas por el caudal de barro y piedras, no pudiendo escapar.
Cristian Contreras, ex carabinero de Vicuña, participó de este operativo. “Supimos que había un alud acá, estábamos trabajando para evacuar a las personas y nosotros no dejamos subir a la gente al pueblo, pero en la tarde se nos comunica que había dos personas extraviadas y una de ellas era una menor. Se hizo una lista en la escuela para ver quien faltaba. Se detectó que faltaba una mujer de aproximadamente 40 años y una menor de 5 años, pusimos todos los procedimientos como Carabineros y empezamos a hacer la búsqueda sin parar, hasta las 3 de la tarde del 19, donde gracias al apoyo de las máquinas que construían el Puclaro, pudieron encontrarlas, ellas estaban abrazadas a un árbol y protegiéndose la una a la otra. (…) Tengo nietas ahora y recordar a esas personas, la niña ahí causa mucha emoción, porque yo me la tuve que llevar, ver a su familia a lo largo de los años es bastante duro”.
Una animita ubicada a un costado del camino de acceso a El Almendral recuerda el lamentable fallecimiento de dos de sus vecinas. una localidad que ha intentado reponerse de la tragedia sucedida ese 18 de junio del año 1997, pero de la que aún quedan recuerdos.
Rafael Vera, alcalde de Vicuña, destaca la unión y el gran trabajo de la comunidad para salir adelante. “Esta tal vez es uno de los momentos más trágicos, donde una niña y un familiar fallecen en medio de la búsqueda, un momento trágico para la comuna, han pasado 23 años, esto sigue generando dolor y malestar a quienes vieron aquel entonces. Entre carabineros, autoridades, familiares, han pasado 23 años de historia, donde estas veintitantas familias han forjado comunidad, las que antes estaban ahí en ese sector, hoy llevan la su vida en otro lugar, guiando a sus familias a un futuro mejor, pensando en que efectivamente nunca debemos desafiar a la naturaleza y siempre debemos agradecer lo que tenemos. Creo que eso más la asociatividad y solidaridad de estos vecinos, habla de una sociedad sana al interior de la comuna de Vicuña. Creo que hay que aprender de las lecciones que nos entrega la naturaleza como esta, ellos la han aprendido y nos enseñan todos los días a nosotros a apreciar lo que tenemos”, resaltó la autoridad comunal.
El Almendral se ha puesto de pie tras esa inolvidable tragedia. Antiguas construcciones fueron reparadas y conviven con nuevas viviendas. La belleza de su entorno anima a quedarse para disfrutar de su tranquilidad, de su río, de la virgen que se encuentra en el ingreso a un costado de la carretera y en la cual tienen puesta la fe para que esos imponentes cerros, que marcan el limite natural del pueblo, nunca más desprendan parte de su estructura, como sucedió aquel miércoles 18 de junio de 1997.