Por: Cristian Rodríguez Astorga; Profesor de Estado en Historia y Geografía; Militante Convergencia Social
Ya han pasado tres meses de un estallido social que, junto con movilizar a una sociedad en las calles, plazas y otros espacios de reunión ha agudizado una crisis de legitimidad institucional que tiene un gobierno por debajo de los dos dígitos de aprobación y altos índices de desconfianza las instituciones políticas partidista y de las fueras armadas.
Vicuña no ha estado al margen de este despertar. Con pacíficas manifestaciones desde el primer día y una multitudinaria marcha denominada “desde la cordillera al mar, la comuna elquina ha estado vigente e incluso levantando demandas urgentes como el derecho del agua, o el reconocimiento indígena y sobre todo la necesidad de una nueva Constitución Política.
Pese a la forma, el acuerdo político por una nueva Constitución firmado en el Congreso Nacional abrió una posibilidad concreta de cambiar la carta magna creada por la dictadura cívico-militar de Pinochet. Y más, con el plebiscito de entrada del 26 de abril, no solo estará la opción de aprobar o rechazar este cambio, sino que, además, existirán dos alternativas para su redacción; una Convención Mixta (mitad parlamentarios y mitad civiles); y una Convención Constituyente, cien por ciento ciudadana, lo que podría equivaler a una Asamblea Constituyente.
El primer ensayo lo tuvimos con la Consulta Ciudadana Municipal convocada por la AChM, en la que participaron a nivel nacional casi dos millones y medio de personas. Nuestra comuna siguió la media de participación nacional y se mantuvo muy por debajo de la participación vista desde la implementación de la inscripción automática y el voto obligatorio. Esto nos deja un enorme desafío de cara al proceso constituyente.
Primero, superar el rango de participación electoral en caso de este no sea de voto obligatorio. Es verdad que la consulta tuvo falencias en el ámbito de promoción y difusión, sumando también a que no fue un proceso vinculante lo que provocó una disminución en general, pero tanto el plebiscito de entrada, la elección de octubre y el posterior plebiscito ratificatorio deben contar con la totalidad del padrón, de manera que sea un proceso verdaderamente transformador.
Segundo, que nuestra comuna sea protagonista. Por qué no soñar con candidatos que surjan de nuestras bases para el proceso constituyente, de manera que las prioridades de nuestra comuna sean tomadas en consideración por quienes tendrán el trabajo de redactar la nueva carta fundamental. Para ello, urge que desde ahora se inicie un trabajo de formación y diálogo constituyente con todas y todos; juntas de vecinos, clubes deportivos, centros educacionales, comunidades de base, con las disidencias y diversidades, etc. Solo así, este proceso tendrá legitimidad y responderá al momento histórico que vivimos.
No es momento de descansar. Somos una ciudadanía que ha logrado despertar y no solo colocar las demandas sociales en el sitio de las urgencias, sino demás, ha exigido participar de su debate. Debemos seguir reparando el tejido social y hacer de este Chile, uno nuevo.