Por: Patricia Salinas Morán, Mediadora Familiar
Miro el calendario y veo que estamos en tierra derecha de terminar un nuevo año, empezamos a preocuparnos por un bien tan escaso para todos, el tiempo. El tiempo pasa volando recuerdo esa frase que muchas veces se dice y es muy cierta , si parece que fue ayer y solo éramos unos niños jugando en nuestro barrio y preocupados solo de disfrutar los juegos.
Luego la juventud nos encuentra plenos de sueños de ideales de empeños y también de penas especialmente de amor, que parecen que nunca podremos recuperarnos, a veces creemos que vamos a morir de una pena de amor. Sin embargo nuestro aliado el tiempo borra todas las heridas y nuevamente nos ilusionamos y enamoramos y pensamos que el amor es eterno, nos sentimos tan seguros que predecimos nuestro futuro y creemos que este amor será para siempre. La verdad es que nunca se sabe, hay amores que duran la vida y otros que se frustran en el intento, dejando desilusiones y un corazón herido que el tiempo cura.
Pasado un tiempo formamos familia, tenemos nuestros hijos, los criamos y cuidamos con amor, pero ellos crecen y como una flecha llegan muy lejos y se van de nuestro lado. Van felices llenos de sueños, tenemos que entenderlos aunque suframos, lo mismo les paso a nuestros padres cuando nos fuimos del hogar sin mirar para atrás, soñando con Tiempos mejores.
El tiempo pasa volando, pero si sabemos vivir la vida intensamente, cada momento se transforma en eterno y nos acompañará siempre y sabremos que el tiempo también se detiene y nos permite una y mil veces volver a disfrutar los buenos momentos vividos, y dejar atrás las penas , ya que sabemos que después del temporal siempre sale nuevamente el sol.