Por : Patricia Salinas Morán
Mediadora Familiar
El tema tanto para las mujeres como para los hombres relativo a saber conciliar el trabajo con sus vidas, es decir ser capaz de trabajar para vivir y no que ocurra lo contrario y es que se viva para trabajar, lo que sigue siendo un desafío pendiente.
Estamos viviendo en una sociedad muy competitiva y donde existe mucha inseguridad e inestabilidad laboral. Antes nuestros padres ingresaban a un trabajo muy joven y permanecían en ellos hasta jubilar, las exigencias académicas y curriculares eren menores y en general era más fácil mantener un trabajo estable y con ello tener el sustento para el hogar.
Esto no representa la realidad actual y es así como se hizo necesario la inclusión de la mujer al mundo laboral, que además de tener razones relativas a la emancipación de la mujeres y a su pleno reconocimiento de sus derechos; se debió también a la necesidad de las familia de contar con más de un ingreso, para poder hacer frente a las crecientes necesidades del grupo familiar y a las condiciones del mercado laboral.
La realidad es esa, ahora trabajan ambos padres y los hijos/as que están en jardines, colegios, Universidades etc., tienen horarios extendidos, que en la práctica significa que es en la noche donde recién se reencuentra la familia. Como se reencuentra es la pregunta; en general estamos cansados, con la energías muy bajas, las pilas agotadas; todo lo cual atenta contra una buena convivencia y nuestro propio bienestar.
En los hogares donde hay niños/as, hay mucho que hacer, entre otros temas y sin ser taxativa, hay que alimentarlos, apoyarlos en sus tareas y diferentes deberes, regalonearlos y educarlos, preparar alimentos y colaciones para el otro día; aseo de la casa; luego el baño de los niños/as y se acabo el día. Si son mayores los integrantes de la familia, generalmente hay uno preparando los alimentos, casi siempre la mama y cada uno en lo suyo. – Se usa mucho el uso de las bandejas, cada uno alimentándose frente a un computador y un televisor y muy poca convivencia.
Estos cambios que se han producido en las familia debido a las nuevas realidades de estos tiempos, han traído muchos progresos materiales pero nos ha perjudicado enormemente como personas; esto se traduce en malestares físicos y sicológicos, depresiones. etc.- En el caso de las mujeres por las dobles jornadas que cumplen, donde además de su trabajo deben llegar a sus casa y seguir trabajando y el resto de la familia muchas veces lo ven como su obligación y lo que hacen aveces es AYUDAR A LA MAMA, es decir cooperar con una obligación que a su entender es de ella.
Tenemos que entre todos cambiar las cosas; si sabemos que vamos mal por este camino, cambiemos el rumbo, dediquemos más tiempo a la familia, trabajemos bien el tiempo que corresponda, y salvo excepciones justificables no aceptemos alargar nuestros horarios, el costo es demasiado alto, a nivel personal y familiar.
Trabajemos para vivir no Vivamos para trabajar, empecemos a hacer los cambios en nuestra vidas, tendientes nada menos que a ser más felices, ese es nuestro desafio…cuando empezar? Hoy es el día.