Por Cristian Sánchez, director de la carrera de Ingeniería Civil en Minas de la U.Central Región de Coquimbo.
Actualmente se están viviendo días importantes para nuestro planeta, ya que se está desarrollando el COP 16 en Colombia, donde 190 países quieren poner en marcha un plan que detenga las reducciones en hábitats y ecosistemas naturales que se han producido durante la actual era, debido al impacto significativo de la actividad humana en la Tierra.
No es sólo coincidencia que los valores exponenciales de crecimiento demográfico, industrial y económico que como sociedad hemos llegado, están estrechamente vinculados con la denominada triple crisis, compuesta por la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y la contaminación, que fue definida por la ONU en el marco de análisis de los factores que impactan en la desigualdad social al agravar las disparidades económicas y sociales entre grupos y regiones.
Para poder desarrollar soluciones a estas problemáticas a nivel planetario debemos tener indicadores claves que permitan medir y monitorear los procesos fundamentales del sistema terrestre. Es por esto que se generó un consenso el año 2009, que permitió establecer los 9 límites planetarios, que, si se sobrepasan, existen puntos de no retorno, desencadenando cambios abruptos y catastróficos en los sistemas naturales de la Tierra.
Los límites planetarios se compone del cambio climático (relacionado con la concentración de CO₂ y el equilibrio energético de la Tierra); la pérdida de biodiversidad (que amenaza la resiliencia de los ecosistemas); los ciclos de nitrógeno y fósforo (por el uso excesivo de fertilizantes); el uso de agua dulce (crucial para ecosistemas); el cambio en el uso del suelo; la acidificación de los océanos (que afecta la vida marina); la carga de aerosoles en la atmósfera, que altera patrones climáticos y afecta la salud; la contaminación química (que introduce materiales sintéticos y tóxicos al medio ambiente); y la pérdida de ozono estratosférico, que incrementa la exposición a radiación UV. Traspasar estos límites compromete la estabilidad de los sistemas naturales y la resiliencia de las sociedades humanas, aumentando la frecuencia de desastres naturales, la inseguridad alimentaria y el desplazamiento de personas.
La definición y adopción de los límites planetarios no fue un acuerdo formal global entre los países, sino un consenso científico respaldado por estudios e investigaciones exhaustivas. Ya es tiempo de por fin lograr acuerdos mundiales mediante indicadores claves de rendimiento, sobre el estado de recuperación de la salud del planeta, proponiendo un marco global para la sostenibilidad, comprometiendo seriamente a los 10 países que más CO2 liberan a la atmósfera donde se encuentra China, Estados Unidos, India, Rusia, Japón, Alemania, Irán, Corea del Sur, Arabia Saudita e Indonesia.
Para la minería, es una tremenda oportunidad de incorporar un modelo circular en el modelo de negocio, haciéndose cargo del reciclaje y la obtención de metales y minerales sostenibles. A medida que las regulaciones y las demandas del mercado se inclinen hacia prácticas sostenibles, es probable
que todas las empresas, independiente de su área, puedan transformar su estructura de negocio, invirtiendo en el reciclaje de cualquier tipo de desecho generado, como una extensión natural de sus operaciones.
Los acuerdos internacionales son esenciales para enfrentar la triple crisis, generando la convergencia de esfuerzos en conjunto para preservar las condiciones que hacen posible la vida en el planeta. La cooperación internacional es vital para establecer políticas que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero, protejan los ecosistemas y promuevan un desarrollo sostenible. Sin estas acciones coordinadas, las proyecciones hacia 2100 señalan un futuro incierto y posiblemente devastador para muchas especies, incluida la humanidad.