«La historia natural ilumina el presente»
En un reciente simposio científico organizado por la Sociedad Chilena de Ciencias del Cuaternario (SOCHICUA) y el Centro Científico CEAZA, la destacada científica y filósofa Carolina Villagrán ofreció una fascinante charla plenaria que exploró la evolución de la investigación en las ciencias del Cuaternario en Chile. Su presentación resaltó las contribuciones pioneras de los primeros naturalistas que recorrieron el paisaje chileno, así como las valiosas investigaciones actuales que continúan iluminando nuestro entendimiento de los fenómenos naturales de los últimos 2,5 millones de años.
El legado de los primeros exploradores y naturalistas
La historia natural de Chile ha sido objeto de estudio y fascinación para generaciones de científicos, exploradores y pensadores. Desde el siglo XVIII, figuras emblemáticas como Juan Ignacio Molina, Claudio Gay, Ignacio Domeyko, Alexander von Humboldt y Rodulfo Amando Philippi emprendieron expediciones y desarrollaron registros y descripciones detalladas del paisaje, la flora y la fauna del país. Estos pioneros sentaron las bases para la actual investigación científica en las paleociencias.
Molina, por ejemplo, fue el primero en clasificar especies botánicas chilenas de acuerdo al sistema de Linneo. Gay realizó la primera cartografía científica exhaustiva de Chile, mientras que Domeyko aportó valiosos conocimientos geológicos y mineralógicos. Por su parte, Humboldt registró la sorprendente diversidad de la biota local, y Philippi emprendió la primera exploración científica del desafiante desierto de Atacama.
El aporte de las nuevas generaciones de científicos
Si bien los logros de estos primeros naturalistas sentaron las bases, la investigación en las ciencias del Cuaternario en Chile ha continuado evolucionando y diversificándose en las últimas décadas. Como señala Antonio Maldonado, líder del Laboratorio de Paleoecología y Paleoclimatología del CEAZA, «a partir de los estudios y estudiantes formados por Carolina Villagrán, ‘eclosiona’ la investigación del Cuaternario en Chile».
Las nuevas generaciones de científicos han aportado enfoques disciplinarios innovadores, como la geoquímica y la geoarqueología, que no existían en el siglo XX. Estos jóvenes investigadores han contribuido con técnicas más avanzadas, análisis más matemáticos y un mejor fechado de los fenómenos estudiados.
La riqueza de la historia natural de Chile
Según Villagrán, la belleza, complejidad y diversidad del paisaje chileno han sido un imán constante para los científicos a lo largo de la historia. Como señaló el geólogo Ignacio Domeyko, «este país atraerá siempre a los científicos por su belleza, su paisaje, sus problemas, su complejidad, su biota, sus volcanes, sus montañas».
Esta riqueza natural ha sido fuente de fascinación y de importantes hallazgos científicos. Desde los primeros exploradores hasta los investigadores actuales, Chile ha ofrecido un vasto campo de estudio, con una miríada de fenómenos naturales que aún esperan ser comprendidos en profundidad.
El valor de la perspectiva histórica
Villagrán enfatiza que el estudio de las paleociencias, lejos de ser un mero ejercicio académico, ilumina nuestra comprensión del presente. Al entender la trayectoria histórica que ha moldeado los fenómenos naturales, podemos adoptar una posición más crítica y reflexiva frente a la realidad actual.
«Sin historia no hay espíritu crítico, no hay conciencia», afirma Villagrán. La investigación del pasado nos permite discernir los factores que han determinado las complejidades del presente, y nos ayuda a proyectarnos hacia el futuro con una visión más informada.
Trascendiendo el esfuerzo individual
Una de las lecciones que Villagrán destacó es que el progreso científico trasciende a las personas individuales. Aunque los aportes de los investigadores puedan parecer insignificantes en comparación con las grandes hazañas del pasado, cada contribución forma parte de una línea de desarrollo que se extiende a través del tiempo.
«No compares tu esfuerzo con el progreso total, ve cómo contribuyes a esa línea que tú elegiste», aconseja Villagrán. Cada generación de científicos y pensadores construye sobre los cimientos dejados por sus predecesores, y así se va tejiendo la trama de la investigación y el conocimiento.
El espíritu crítico como guía
Villagrán subraya que el espíritu crítico es fundamental para entender no solo los fenómenos científicos, sino la complejidad de la vida en general. Lejos de ser una actitud negativa, la crítica implica la capacidad de discernir, de distinguir entre diferentes factores y de comprender cómo se han desarrollado los procesos a lo largo del tiempo.
«La crítica no es ‘andar pelando’, el espíritu crítico es saber discernir en la contingencia actual, cuáles son las líneas de evidencia histórica que van determinando cada una de esas complejidades», explica Villagrán. Esta perspectiva histórica y crítica es esencial para dar sentido, inteligencia y propósito a nuestras acciones en el presente.
La riqueza de las paleociencias
El simposio organizado por la SOCHICUA y el CEAZA congregó a una amplia gama de especialistas en las paleociencias, incluyendo paleoecólogos, paleoclimatólogos, paleontólogos, geólogos, glaciólogos, arqueólogos y dendrocronólogos. Estos investigadores, tanto de las nuevas generaciones como figuras emblemáticas como el arqueólogo Lautaro Núñez, se reunieron para compartir sus hallazgos y avances en el estudio del periodo Cuaternario en Chile.
La diversidad de disciplinas representadas refleja la riqueza y complejidad de las ciencias del Cuaternario, que abarcan desde la reconstrucción de los antiguos ecosistemas y climas hasta el estudio de los fósiles y los glaciares, pasando por la arqueología y la dendrocronología.
La interdisciplinariedad como fortaleza
Uno de los aspectos más destacados del simposio fue la oportunidad de interacción entre investigadores de diferentes campos. Como señala Villagrán, esta integración de enfoques disciplinarios es fundamental para avanzar en la comprensión de los fenómenos del Cuaternario.
«Aportan visiones disciplinarias como la geoquímica, la geoarqueología que no existían en el siglo XX y lo están haciendo estos jóvenes recientemente. Ese es el aporte, están contribuyendo con nuevos enfoques, más técnicos, más matemáticos, más específicos y con un mejor fechado de los fenómenos», destaca la experta.
El legado de Carolina Villagrán
Carolina Villagrán, con su trayectoria en ámbitos como la biogeografía, la botánica, la palinología y la etnobotánica, ha sido una figura clave en el desarrollo de las ciencias del Cuaternario en Chile. Según Antonio Maldonado, «a partir de ella, sus estudios y estudiantes formados, ‘eclosiona’ la investigación del Cuaternario en Chile».
La charla plenaria de Villagrán en el simposio de la SOCHICUA y el CEAZA fue un homenaje a su legado, que ha sentado las bases para que las nuevas generaciones de investigadores continúen explorando y desentrañando los misterios del pasado natural de Chile.
El impacto de las paleociencias en la sociedad
Más allá del avance del conocimiento científico, el estudio de las paleociencias tiene un impacto significativo en nuestra comprensión del mundo y en nuestra forma de abordar los desafíos del presente. Como señala Villagrán, «la historia, llámese historia humana, historia de las plantas, historia de los glaciares, historia natural: Su transcurso pasado ilumina el presente, nos pone en una posición crítica frente al presente, nos permite pensar que el presente es un momento del tiempo que está predeterminado por toda una trayectoria histórica».
Esta perspectiva histórica y crítica es fundamental para entender la complejidad de los fenómenos actuales y proyectarnos hacia un futuro más informado y sostenible.
El trabajo colectivo y la trascendencia individual
Uno de los mensajes centrales de Villagrán es que el progreso científico y cultural trasciende a las personas individuales. Aunque los aportes de cada investigador puedan parecer modestos en comparación con los grandes hitos del pasado, cada contribución forma parte de una línea de desarrollo que se extiende a través del tiempo.
«El sentirse poco frente a estas contribuciones, es torpeza. ¿Por qué te vas a sentir mal? Debes estar contento de que te construyeron tablas para que pises y …yo voy a poner otra tabla. Esa es la idea, porque este es un trabajo colectivo ya sea como sociedad científica o artística, que trasciende los destinos de las vidas individuales que son muy cortas», afirma Villagrán.