El turismo que viene
Por: Adriana Muñoz D’albora, senadora
Hace ya varias semanas, expuse en este mismo medio la necesidad de tener una política especial para la reactivación del sector turístico tras la pandemia. Es un hecho que el COVID 19 impactará la forma en que ésta se ha venido desenvolviendo y que las respuestas habituales son insuficientes.
Se requiere, por una parte, atender las situaciones más urgentes de estos emprendedores, hoy agobiados por deudas producto de una mala temporada veraniega. El FOGAPE no está dando los resultados esperados, particularmente a nivel de micro y pequeños empresarios, a los que se les niega o dificulta el crédito.
Si no se actúa rápido, se perderán muchos emprendimientos y con ello fuentes de empleo que terminan impactando como una red en nuestras comunidades, pues de ello depende el comercio y otros servicios.
Sin embargo, en el caso de estos rubros el desafíos es mayor. No sólo se trata de aliviar la carga hacia atrás y sortear este momento. Se trata de invertir para reconvertir una industria y ajustarla a los nuevos requerimientos del público. En muchos países ya se empieza a pensar en esto.
La hotelería que subsistirá será aquélla que incorpore medidas sanitarias adecuadas. Lo mismo en el ámbito gastronómico. Probablemente, al menos por un tiempo, los restoranes y recintos de venta de alimentos deberán reducir drásticamente sus espacios y agregar subdivisiones, lo que impacta en los ingresos.
Todo ello requiere preparación. Hay una oportunidad. Todos los estudios indican que superada la pandemia, probablemente las personas opten por destinos conocidos y cercanos, siempre que éstos ofrezcan condiciones que otorguen seguridad. Ello le da a nuestra región una oportunidad inmejorable.
Sin embargo, para aprovecharla se requieren acciones decididas de preparación. Hasta ahora no se aprecian políticas claras desde los organismos sectoriales para hacerse cargo de estos temas e ir avizorando lo que se vendrá. Esperamos que en las próximas semanas haya una actitud más proactiva.
La experiencia global indica que lo que se haga durante la pandemia impacta profundamente en la forma de salir de ella. Políticas públicas enérgicas y activas pueden hacer la diferencia para que la recuperación sea más acelerada.